viernes, 2 de junio de 2017

 
 
La protagonista de la novela aprende a meditar y en uno de sus ejercicios se "cuela" en una de las cartas del tarot ...
 
El enamorado.
La carta era la número seis, estaba escrito arriba en números romanos, en la parte inferior ponía ‘El enamorado’, la lámina representaba en su centro a un hombre. A  cada lado del hombre había una mujer, las dos mujeres se parecían pero no eran iguales, aunque sus vestidos se asemejaban mucho. Por encima del hombre un ángel parecido a Cupido, con un arco y una flecha.
Tal y como había aprendido en el libro, tomé aire e intenté poner mi mente en blanco, cerré los ojos y me concentré en visualizar las imágenes de la carta.
Sin darme cuenta me introduje en el grabado, sus ocupantes me parecieron reales y comencé a interactuar con ellos.
En las mujeres, al contemplarlas con detalle, diferencié sus rasgos, una era más joven que la otra, también su ropa se veía más jovial y además ella sonreía, la otra dama era de aspecto más severo, e iba vestida concorde a su seriedad. El ángel nos miraba a las tres, en especial a mí.
-¿Qué camino eliges? -me preguntó el ángel.
-Lo siento, pero es que no sé cuál es el idóneo -le contesté.
-Has llegado a este cruce de caminos y ahora tienes que elegir hacia dónde quieres ir.
-Desconozco hacia dónde llevan -le contesté con algo de preocupación.
-Estas mujeres representan lo espiritual y lo material, elige hacía dónde quieres encaminarte, si eliges el camino material toda tu existencia estará enfocada a obtener los placeres mundanos, los frutos de la materia; en cuanto al espiritual te llevará a contemplar lo invisible, a ser consciente de tu propio ser interior.
-El espiritual -le respondí sin dilación.
-Así sea -dijo, tensó su arco y me lanzó una flecha, la cual se desvaneció al llegar a mí.

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