La protagonista de la novela aprende a meditar y en uno de sus ejercicios se "cuela" en una de las cartas del tarot ...
El enamorado.
La carta era la número seis, estaba
escrito arriba en números romanos, en la parte inferior ponía ‘El enamorado’,
la lámina representaba en su centro a un hombre. A cada lado del hombre
había una mujer, las dos mujeres se parecían pero no eran iguales, aunque sus
vestidos se asemejaban mucho. Por encima del hombre un ángel parecido a Cupido,
con un arco y una flecha.
Tal y como había aprendido en el libro,
tomé aire e intenté poner mi mente en blanco, cerré los ojos y me concentré en
visualizar las imágenes de la carta.
Sin darme cuenta me introduje en el
grabado, sus ocupantes me parecieron reales y comencé a interactuar con ellos.
En las mujeres, al contemplarlas con
detalle, diferencié sus rasgos, una era más joven que la otra, también su ropa
se veía más jovial y además ella sonreía, la otra dama era de aspecto más
severo, e iba vestida concorde a su seriedad. El ángel nos miraba a las tres,
en especial a mí.
-¿Qué camino eliges? -me preguntó el
ángel.
-Lo siento, pero es que no sé cuál es el
idóneo -le contesté.
-Has llegado a este cruce de caminos y
ahora tienes que elegir hacia dónde quieres ir.
-Desconozco hacia dónde llevan -le
contesté con algo de preocupación.
-Estas mujeres representan lo espiritual
y lo material, elige hacía dónde quieres encaminarte, si eliges el camino
material toda tu existencia estará enfocada a obtener los placeres mundanos,
los frutos de la materia; en cuanto al espiritual te llevará a contemplar lo
invisible, a ser consciente de tu propio ser interior.
-El espiritual -le respondí sin dilación.
-Así sea -dijo, tensó su arco y me lanzó
una flecha, la cual se desvaneció al llegar a mí.
...
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