lunes, 26 de junio de 2017

Encajáis


En ocasiones los embates

que nos otorga el camino,

hace que tras ellos, algunas personas

se encuentren desplazadas

al contemplar el devenir de los demás.

Caminan con desgana en el corazón

pensando que la culpa es de ellas,

y eso… no es cierto.

Sienten que sus esperanzas

se difuminan encerradas

en algún sitio desconocido.

Intentan contra corriente

encontrar  esa llave liberadora

la cual junto a sus sueños

y a ese invisible coraje

que sin ser ellas conscientes

les acompaña cada día.

Se refugian en sus soledades

con inventadas armaduras

que las hagan invisibles

ya que creen que no son

parte de ningún mundo,

y eso… no es cierto.

En ellas (en vosotras),

existen de siempre

los colores primarios

con los que podéis inventar

la tonalidad necesaria

para que sin ninguna duda

encajéis donde vuestros pasos

os lleven, aunque sea despacio.

¡Vosotras encajáis!

Tenéis el azul del firmamento

para que vuestros sueños

no tengan medida,

el rojo para que la energía

corra por vuestro cuerpo de barro,

el amarillo para que brilléis

y podáis transmitir la calidez

que en vuestro interior

lucha por fluir

ayudando a las frías piedras

a emanar calor de hogar.

Escondido está el color blanco,

el que es vuestra conciencia;

no lo cubráis, pues os ayudará

a despejar los espacios oscuros.

¡Vosotras encajáis!

De eso nadie tiene duda.

Entonces,

¿por qué dudáis vosotras?
El primer dibujo.
El dibujo final.

Aquí estamos algunos de los amigos con las camisetas pintadas a mano.

viernes, 2 de junio de 2017

 
 
La protagonista de la novela aprende a meditar y en uno de sus ejercicios se "cuela" en una de las cartas del tarot ...
 
El enamorado.
La carta era la número seis, estaba escrito arriba en números romanos, en la parte inferior ponía ‘El enamorado’, la lámina representaba en su centro a un hombre. A  cada lado del hombre había una mujer, las dos mujeres se parecían pero no eran iguales, aunque sus vestidos se asemejaban mucho. Por encima del hombre un ángel parecido a Cupido, con un arco y una flecha.
Tal y como había aprendido en el libro, tomé aire e intenté poner mi mente en blanco, cerré los ojos y me concentré en visualizar las imágenes de la carta.
Sin darme cuenta me introduje en el grabado, sus ocupantes me parecieron reales y comencé a interactuar con ellos.
En las mujeres, al contemplarlas con detalle, diferencié sus rasgos, una era más joven que la otra, también su ropa se veía más jovial y además ella sonreía, la otra dama era de aspecto más severo, e iba vestida concorde a su seriedad. El ángel nos miraba a las tres, en especial a mí.
-¿Qué camino eliges? -me preguntó el ángel.
-Lo siento, pero es que no sé cuál es el idóneo -le contesté.
-Has llegado a este cruce de caminos y ahora tienes que elegir hacia dónde quieres ir.
-Desconozco hacia dónde llevan -le contesté con algo de preocupación.
-Estas mujeres representan lo espiritual y lo material, elige hacía dónde quieres encaminarte, si eliges el camino material toda tu existencia estará enfocada a obtener los placeres mundanos, los frutos de la materia; en cuanto al espiritual te llevará a contemplar lo invisible, a ser consciente de tu propio ser interior.
-El espiritual -le respondí sin dilación.
-Así sea -dijo, tensó su arco y me lanzó una flecha, la cual se desvaneció al llegar a mí.

...