domingo, 5 de marzo de 2017

Deambulando


Deambulaban

sin ningún rumbo fijo

por calles y plazas,

por puentes sobre ríos.

Iban por los mismos sitios,

incluso en los días coincidían,

pero, el encuentro no se producía.

Entraban en las mismas cafeterías,

el mismo metro tomaban

y aún así sin verse seguían.

El destino todo hacía

para que todavía

no se produjera el encuentro de los dos,

hizo un esfuerzo titánico,

ya que aquella pareja

se amaba desde un mundo anterior.

Aquellos dos seres vibraban

en la misma escala del amor,

por eso el destino los vigilaba,

y colocaba barreras alrededor.

Latían con tal magnitud

que en un descuido,

en un sitio que no era posible

ya que era una calle bulliciosa,

ella entraba por el norte,

él salía por el sur,

y sin previo aviso

los dos bruscamente se giraron

intuyendo que allí

algo muy importante estaba pasando.

Rápidamente los hados del destino

crearon un barullo

con lluvia incipiente

y con aires de torbellino,

para que no se encontraran los dos.

Aquellos enamorados

debían aprender por separado

con experiencias individuales,

y eso estaba así planificado,

el destino aguardaría

hasta la fecha exacta

para levantar las barreras

y así dar vía libre

para que pudieran reencontrarse.

Los hados estaban convencidos

que cuando eso ocurriese,

el estallido de amor

sería de tal magnitud

que era seguro que la onda

de aquel amor viajaría por el aire

y chocaría con la simiente

de alguna planta, la cual se modificaría,

naciendo, sin dudar, una nueva flor.

Poema incluido en Amores, desamores y alguna pesadilla.

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